Poema: Vista de Badajoz al atardecer

VISTA DE BADAJOZ AL ATARDECER.
(Cuadro de Francisco Pedraja)

No eres tú, que la sueñas;
soy yo quien la contempla que la vive.
Ese cielo que enseñas,
música oscura si ve-
hemente pájaro que al cielo escribe
sus mensajes sombríos,
no es augurio de nieblas, no es destino
de sueños en los ríos,
sino amor puro, sino
delicia intacta, cálido camino
por donde nadie anduvo.
Por donde no anduviere nadie, por
donde un ángel sostuvo
su espada de sopor,
su espada de terror, su triste amor
sin fe, su pesadilla
de luz que no surgió, que no ha existido,
que no existe, mas brilla
y es, eterna, nido
de la melancolía, su perdido
paraíso. ¡Oh lirios
de las laderas, aguas del Guadiana,
vencejos o delirios
de una vana mañana,
límite del poniente, sobrehumana
desolación! ¡Oh sobre-
cogedora armonía de la nube
cárdena contra el cobre
de las cúpulas! Sube
del corazón una fragancia- anduve
por las rosas tardías
del porvenir- perenne, tan hermosa
de nostalgias- vivías
en la perdida rosa
del recuerdo-, tan triste, tan gozosa
de abnegaciones, que
los ojos y sus lágrimas los labios
y la memoria de
los besos, de tan sabios
no sabían. Tiene el agua resabios
de mística reseda
y ahí, si declinaba, por la loma
apacible, se queda
suspendida, paloma
de negación oscura, en la redoma
terrible de tu cielo
acongojado. Dime, ¿de qué sales
estériles tu anhelo
surge? ¿Por qué no vales
nada, ciudad perdida? Oh, exhales
ámbar o niebla, dime
qué mano sosegada, qué pupila
de soñador, te exime
de tu nada tranquila
para arrojarte contra mí. Destila
ya la tarde rocío,
y la tiniebla alumbra y por la torre
vago, si extraño, mío.
¡Y cómo el tiempo corre
para tu destrucción! ¿No te socorre
nada? ¿Nadie tuviere
compasión? ¡Oh compasión o mentira
del que no vivió y muere
por no vivir! ¡Aspira
tú, conmigo, a quedar, a ser la ira
del trueno y del relámpago
del existir, vorágine de besos,
irresistible trampa, go-
zoso esplendor de ilesos
ángeles, que no humanos, inconfesos
en su caída, en su
condenación de luz, en su amargura,
como yo, como tú,
como el cáliz que apura
esta ciudad sin ser por su hermosura!

Antonio Carvajal
Serenata y navaja (1973)

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